miércoles, 22 de febrero de 2012

ME VOY A MI QUERIDA COLOMBIA

A mi Latinoamérica, al otro lado del charco

Me voy a esa tierra llena de todos los colores, de montañas, mares, selva, nieve y de nostálgicos olores. Me voy a exorcizar el frío del continente europeo, esta vez, con más ganas que nunca de tomar el sol y recibir el viento fresco de mi ciudad de la eterna primavera, Medellín, la de tanto barullo por la alegría de sus calles, los buses atiborrados de gente trabajadora y que lucha por la sobrevivencia, la de los vendedores ambulantes de toda clase de frutas y cachivaches, de gente conversando en cualquier esquina, de las historias de antes y de ahora, de  las flores que nunca faltan y de la familia y los afectos que te esperan y renuevan el asombro en cada regreso.

Colombia, es verdad lo que dice ese letrero que te hace sentir orgulloso de sentir rabia y defenderla con cariño cuando la nombran en negativo, sí, ese letrero que dice:  "The only risk is wanting to stay".  Es como un recuerdo atrasado que de pronto te hace encontrar otro sentido al volver al país que has dejado por cualquier circunstancia.  Colombia, ese denostado país que al conocerlo, cualquier extranjero puede decir que no sabía nada de él, porque escuchar solamente descalificativos y tener prejuicios, es no saber lo que pueden dar personas y lugares.  No se puede ignorar igualmente que tanto personas como países tienen determinados síntomas y algunas veces enfermedades que sin embargo no pueden absorber toda una definición que deja por fuera todo lo bello que hay en todos los cuerpos sociales y humanos.  Hay situaciones históricas y estructurales que están ahí y que necesitan una transformación, no lo podemos negar.  Quisiera  no tener que pensar en ello, en la guerra, en las injusticias, en la inequidad que nos desangra.  Sin embargo, en medio de ello, la gente se levanta cada mañana a tratar de vivir mejor, a hacer algo bueno, si no, por qué tenemos proyectos que avanzan, barrios que cantan, trabajadores que construyen, mujeres, niños y hombres que sueñan y ponen ilusión a un país que no pierde su belleza, precisamente porque hay una mayoría que sigue adelante.

Colombia, mi querida Colombia, he tenido que dejarte para quererte más, para valorar tus tiempos y tus aires.  País donde la gente cuenta los sueños que tuvo en la noche y otros los escuchan, donde encuentra los números de la lotería en una imagen, en un pez o en una mariposa.  Donde otros tantos hacen favores y no los cobran, donde los niños juegan descalzos al fútbol para comprar algún día una casita a su madre.  Donde se baila en una baldosa y se dan serenatas de mariachis por cualquier motivo y los vecinos se paran en los balcones a disfrutarlas gratis. Donde el vallenato, la cumbia, el bambuco y hasta los nuevos ritmos se juntan en una algarabía que te calienta el alma.

Ay mi querido terruño que da mayor sentido a mis nostalgias de ciudadana del mundo.  Ya casi nos vemos.  Y otra vez, cuando vea desde el avión el verde que rompe el azul del Atlántico y el capitán diga que nos acercamos a Venezuela, me saldrán unas lágrimas, como si fuera la primera vez que volviera.

¡QUÉ ALEGRÍA TENER A DONDE VOLVER Y A QUIEN ABRAZAR !

miércoles, 1 de febrero de 2012

HOJA DE PLÁTANO
Los aprendizajes en un lugar llamado TROPIC
Es de la naturaleza humana ser imperfectos, sobre todo, por los errores que cometemos a lo largo y ancho (o angosto) de nuestra vida.  De ahí, nuestra construcción permanente como individuos y como seres sociales.  En ese recorrido verificamos lo que nos enseñaron de niños, tenemos satisfacciones y logros o quizá nos damos contra las paredes de vez en cuando, o nos caemos y nos erguimos de nuevo, en fin, que la existencia es para eso, para movernos hacia cualquier lado.  Pero sin duda de todo ello lo que nos queda siempre es aprendizajes.  También mi vida, mis errores y desperfectos, me han servido, y así pienso debe ser para todos, mínimo para una cuestión: APRENDER. 

De mujer citadina o urbanícola pero por mis orígenes rural, el destino o quién sabe si yo solita, me trajeron a un pequeño valle en los pirineos catalanes, a un pueblo llamado Barruera, en la Provincia de Lleida, después de haber "andareguiado" por el mundo con rumbos distintos en cada ida y venida, para volver a empezar.  Cuando uno se va del lugar donde nace a otro tan diferente, sobre todo por el carácter de la humanidad autóctona y el clima, las renuncias o dificultades también se pueden convertir en aprendizajes y salidas, de ahí la resiliencia para voltear lo aparentemente azaroso y difícil en nuevas alternativas.  

Después de varios intentos de reincidir en el mundo laboral dejado en mi país, el de las causas perdidas, y no poder encajar, no sólo por el contexto burocrático, geográfico y cultural, sino por las características personales y de filosofía de vida, en el mundo rural, la vida, mi vida, me llevó a recomenzar desde un espacio pequeño y frágil como yo, un lugar llamado TROPIC, una especie de galería de la diversidad, o al menos de intento de hacer visible lo diferente en medio de un medio planeado, unánime, uniforme y aparentemente perfecto y acabado, aunque también hermoso, donde la belleza de la naturaleza rodea cada día mis pensamientos. Y fue entonces cuando, por un camino inimaginable, el de montar un bar restaurante, nació el Tropic, la excusa para un proyecto cultural que desde el 31 de julio del 2010 da aún más sentido a mi reconfiguración de mujer de mundo a la de mujer neorrural.  No lo niego, hace muuuchoooooooo frío...

Ha sido una experiencia maravillosa levantarme de mi aparente "caída".  Aprender un nuevo oficio, abordar el medio cultural y mi realidad socioeconómica desde la perspectiva de ser autónoma (condición que me hace ahora acreedora de la Seguridad Social, deudora de banca y tributos, etc. ) y por tanto, con existencia jurídica real y material pues antes era casi indocumentada y cavernícola en estos aspectos.  Esta es la parte engorrosa pero inevitable para cometer nuevos errores y por supuesto aprender y desaprender.  

He vuelto, por otra vía, a soñar en un mundo mejor y más justo, a creer que desde cualquier espacio se pueden hacer pequeños aportes para transformar las injusticias.  Considero que todas las personas con un mínimo bienestar personal, debemos hacer algo desde nuestra propia cotidianidad.  No hay excusa para sólo quejarnos y descalificar a los otros por lo que hacen o no, siempre hay algo por hacer, algún hábito por cambiar o empezar: reciclar, cuidarnos, no juzgar a los demás, agradecer, ser compasivos y amorosos, escribir una queja pero también felicitar un acierto, apagar las bombillas, no utilizar cuanto químico promocionan en la tele.  Esto es también parte de la filosofía Tropic, movilizarnos desde el alimento para pensar en quién lo produjo, cuánto costó, qué propiedades tiene, por qué se tira tanta comida a la basura, por qué muchos niños y jóvenes sólo saben reconocer la comida plástica, qué otras bebidas diferentes a la de la chispa de la vida existen, por qué se necesitan tantos aditivos y conservantes, por qué consumimos y compramos a veces irracionalmente, a quién beneficia nuestra actidud comercial.

Es el ACTIVISMO DE LOS PEQUEÑOS GESTOS, que se puede convertir y de hecho, ya lo hace, en una gran red global para que el futuro sea menos desastroso y nuestras vidas más felices.

En Tropic suceden cosas maravillosas y la gente es maravillosa.  Aprendemos y compartimos un menú de sensibilidad y asombro alrededor de algunos platos de comida de parte de Latinoamérica, Colombia, basados sobre todo en el maíz, el plátano, la yuca y las frutas tropicales, haciendo fusión cultural con el aceite de oliva y las delicias de este país que ahora también es el mío. En Tropic lo único cierto es el compartir el encanto de lo diferente aderezado con amor y servido con alegría.

SOBREMESA: soy ramera, porque me gustan las ramas, las plantas, su olor, pero sobre todo, sus propiedades y si sirven para evitar enriquecer a las multinacionales farmaceúticas, pues mejor, así que hay alternativas, como la de la Milenrrama, hoja de pastor y stevia para la menstruación dolorosa e irregular y miomas.  Tomado de la página http://www.dolcarevolucio.cat/es/ y del blog de Josep Pàmies http://joseppamies.wordpress.com  En el Tropic tenemos infusiones de este tipo y también tés de frutas, de hierbas y mucho más. Ahí les va una foto de la Stevia rebaudiana, en guaraní "caaje´é".
 


Tropic . Bar Restaurante Galería de la diversidad
Barruera - Vall de Boi - Lleida (España) 
tropicdelavall@gmail.com Tel: 636 939 033 
Abierto en verano todos los días y en época de frío cuando se puede
US HI ESPEREM!