jueves, 20 de junio de 2013

IMAGINANDO UNA COLOMBIA EN PAZ

TIEMPO DE RECONCILIARNOS

Hola vecinos y amigos,

Hace poco estuve en Colombia.  Los colombianos que estamos fuera del país siempre tenemos motivos para volver, pero según he visto, la añoranza geográfica es una de las características que más nos definen entre los colectivos multiculturales que habitan este continente europeo.  Igualmente aproveché este período para sanar otras ausencias que tenemos quienes hemos elegido dejar la tierra que nos parió con todo lo que ella implica, afectos, paisajes y otras naturales carencias o duelos que nos deja el exilio interior que por lo general nos acompaña.

Esta vez, mi estadía coincidió con un momento histórico para Colombia como es el hecho de que el Estado colombiano y las FARC estén hablando en serio en mucho tiempo sobre el conflicto armado que nos agobia desde hace tanto tiempo. Fue la oportunidad para confirmar las dos miradas que en los últimos años han polarizado la opinión de nuestra sociedad, dos percepciones, dos concepciones pero quizá también dos sentimientos respecto a la interpretación de nuestra propia historia a partir de las experiencias individuales que nos han tocado.  Por un lado, ignorar un conflicto armado interno con orígenes, entre otros, en aspectos estructurales que van desde la distribución de la tierra, la desigualdad social, el papel de nuestros gobernantes y la clase política, la entronización del narcotráfico como combustible de la guerra y las violencias, el expolio de nuestros recursos naturales, la legitimación de la venganza privada, la vulneración de los derechos humanos, hasta la creencia de que la guerra es parte connatural de la sociedad colombiana y que lo único para afrontar estos males es la venganza, la vía armada y la salida militar.

Por otra parte, la idea de que dichos aspectos han de reconocerse y con ello emprender acciones por parte de todos los actores responsables, empezando por el Estado como máximo garante de la seguridad jurídica y la paz social y a la par, desde la consciencia ciudadana de que interviniendo en las causas, se logran soluciones que superen las vías violentas y apuesten por el diálogo y la reconciliación entre todos los habitantes.  Quienes vivimos en el exterior seguimos habitando nuestro país, somos parte de sus anhelos y un factor tan importante en la economía, como cualquiera que lo habite físicamente. Mujeres y hombres de diversos pensares e historias de vida. 

Pues bien, los días 23 y 24 de mayo pasados, tuve la oportunidad de participar en Barcelona, en un ejercicio de pedagogía ciudadana organizado en el marco de las MESAS EUROPEAS DE PAZ que se dieron entre el 19 y el 24 de mayo en algunas ciudades (Londres, Berlín, Bruselas, París) como extensión de las Mesas Regionales realizadas en Colombia a la diáspora colombiana en el exterior, impulsadas por las Comisiones de Paz del Senado y de la Cámara de Representantes y con el apoyo deABColombia, Conciliation Resources, Escola de Cultura de Pau, Institut Català Internacional per la Pau, Justice for Colombia, Mesa Permanente por la Paz, OIDHACO, RED (Rodeemos el Diálogo),Taula Catalana per la Pau i els Drets Humans a Colòmbia, para incluirlas en las propuestas de la sociedad civil en los diálogos de La Habana con un enfoque de la construcción de paz como un derecho y una responsabilidad colectiva.

Más allá de las propuestas, relacionadas sobre todo con los puntos concretos de diálogo y algunas visibilizando a los colombianos en el exterior como actores reales y necesarios de la participación política, entregadas en custodia a los congresistas presentes en el acto final realizado en el Parlament de Catalunya, con mediación de Naciones Unidas, las cuales pueden confirmarse en los diferentes medios físicos como virtuales a disposición de cualquier persona, como ciudadana y como mujer colombiana, sobre todo, quiero dejar constancia de la trascendencia histórica del encuentro en el que nos miramos todos en el mismo escenario, el de una paz construida colectivamente, por muchas que sean las diferencias conceptuales y personales, para contribuir a transformar la historia de un país que está harto de la guerra y lo que ella legitima. 

Ver: http://www.eltiempo.com/politica/las-mesas-europeas-de-paz_12822017-4
       http://bit.ly/16bCm8J

Sentí una gran alegría y regocijo al pensar que si dos actores tradicionalmente enemistados y contrarios se miran ahora para no desangrar más nuestra tierra querida, es posible que los colombianos nos desarmemos, primero nuestros corazones, después nuestro lenguaje y luego todo lo demás, los ejércitos, las bandas criminales, los carteles de toda clase, en lo público y en lo privado, que hagamos una escultura de la paz donde quepamos todos con los sentires de una sociedad tranquila y pacífica.  Que es probable construir otro relato sobre nuestra historia, otra memoria que contenga imaginarios de seguridad humana y reconciliación.  Que dejemos de vernos en la desconfianza y el miedo para encontrarnos en la misma dirección hacia un mundo más sencillo para vivir y amar.  Un espacio para trabajar por los sueños.  La Colombia hermosa que con orgullo defendemos quienes creemos que no nos puede seguir definiendo el tener un conflicto armado que es necesario terminar. Pero terminar bien, con respeto por las víctimas, sin impunidad y con compromiso de no repetición de lo que nos ha dañado a todos los colombianos y colombianas. 

Vaya mi abrazo a ustedes, otra extensión de mi propia reflexión sobre lo que pasó en Barcelona y lo que puede suceder si apoyamos el camino de esta parte de paz, porque la gran parte está en las manos y los corazones de toda la sociedad colombiana, quien será la gran constructora de nuestro destino, sobre todo para que las generaciones más jóvenes y las futuras, no hereden lo que nos ha tocado y no hemos podido solucionar los hijos de la guerra.  Para que sea real y tangiblemente cierto que Colombia es el paraíso que alguien dijo que contenía toda la belleza. 
Saludos pacíficos y un fraterno abrazo desde España,