sábado, 21 de enero de 2012

EN TIEMPOS DE CRISIS

Nuestra actitud ante lo ineludible
Llevamos ya unos años en lo que se ha denominado crisis económica.  Más allá de las muchas perspectivas que se le dan, sobre todo desde el punto de vista teórico, es una realidad que la crisis como palabra está muy instalada en nuestra sociedad, pero más en nuestra vida cotidiana.  Los medios de comunicación no dejan de darle titulares, de enfatizar en sus consecuencias (aunque menos en sus causas) para mantener, pienso, un estado de crisis, que si bien naturalmente afecta a gran cantidad de personas en todo el mundo, redunda más en la conciencia de la gente que ha hecho de esta palabra una especie de "karma", ¿o talvez será "mantra"?.  Lo digo porque todo en la vida puede obligarnos a mirar al pasado o alrededor y encontraremos respuestas pero también preguntas. 

Lo que sucede actualmente no ha surgido por generación espontánea, la economía como la historia no se va haciendo en actos con solución de continuidad, no es lineal, unas circunstancias van derivando en otras, los hombres van construyendo realidades que se van encadenando y condicionan el futuro de las demás generaciones, "reencarnaciones" quizá pensadas y premeditadas como sabemos que ocurre con el sistema capitalista y con los poderes instalados que nos gobiernan y dejamos, en gran parte, que nos determinen.  Por lo tanto, ciertamente hay unas responsabilidades concretas que por supuesto dichos poderes han previsto que en su mayoría queden en la impunidad, alcanzando la perfección del método (en contraposición a la del hombre que en sucesivos estados la alcanzaría para recibir una recompensa) que cínicamente los desvincula de lo que han creado. 

Ante esto, nosotros también tenemos que ser autocríticos.  Lo que está pasando nos toca directamente y somos parte del engranaje de la crisis, pero aquí me refiero más a lo que podemos hacer, a la actitud de las personas que no pertenecemos al poder financiero, a Lehman Brothers o a Wall Street, cuya responsabilidad y "moralidad"  apenas es visible y se escapan de la reflexión propuesta.  Hasta dónde nos dejamos idiotizar por dicha situación, afectando nuestro diario vivir en el cual introyectamos automáticamente, comportamientos que reafirman dicha situación manipulada externamente, creando además un "ESTADO DE CRISIS ACTITUDINAL REAL" con permiso de los que saben de eso, un estado mental.  La gente a mi alrededor tiene la tendencia, además de hablar del clima y de las enfermedades,  a hacer referencia casi mecánica a la crisis, incluso como palabra ha llegado a ser como la edad, se le atribuye todo cuanto fenómeno sucede.  A eso me refiero cuando hablo de karmas y de mantras, a esa reincidencia verbal y comportamental que se va encadenando y a veces disfraza las verdaderas causas de determinados hechos o puede ser la invocación permanente para dar una respuesta cómoda a lo que nos sucede. Una especie de "espíritu de crisis" que se alimenta de una fuerza invisible. 
 

Pero lo más importante para mí, y no queriendo juzgar a las personas en sus opiniones respecto a la crisis, sino valorarlas en su actitud: pesimismo, desaliento, exageración y extralimitación del concepto, es preguntarme si la palabra crisis tiene fecha de caducidad y si en ese período nos servirá para algo, alimentará nuestra razón pero también nuestras emociones, qué consecuencias tiene en nuestro comportamiento la incertidumbre y la desesperanza que en principio genera.  Sencillamente, ¿sirve para algo la crisis? 

Para mí tiene un gran sentido, como lo tiene cualquier tipo de crisis, sobre todo las personales.  Quizá sólo sean síntomas de algo que no podemos o no queremos ver, de que algo pasa y se necesita un cambio.  No nos podemos quedar de brazos cruzados, o peor, quejándonos, torturándonos por algo que es normal en las sociedades y en las personas, por algo que nos puede servir para evolucionar como seres humanos, para aprender y crecer.  Un acto de resiliencia personal que nos motive a encontrar salidas creativas, a salir más fuertes.  No podemos seguir siendo súbditos de la religión del dinero, no podemos rendirle culto al dios del capitalismo que tampoco depende totalmente de nosotros.  Debemos ser insumisos, más que quejicas, valientes, más que conformes.  Indignarnos pero proactivamente, cuestionar nuestros actos en relación con el sistema. Con mi optimismo realista, o quizá mi idealismo particular, siempre hay salidas, siempre hay esperanza y nuevas oportunidades. Debemos encontrar alternativas imaginativas y novedosas, no sólo como personas sino como sociedad. Seguramente, habrá un mejor amanecer, caducarán la inmoralidad y la codicia de los poderosos pero no si nos quedamos inmóviles.  La dignidad humana tiene que salir airosa de los malos tiempos y con ello, cada uno de nosotros puede ser la pequeña gran superpotencia.

Como dice un latinajo que me encanta Et post malam segetem segendum est: incluso después de una mala cosecha es preciso sembrar.
¡BUENA COSECHA!

viernes, 6 de enero de 2012

MENSAJE DE EDUARDO GALEANO


Copio este bello mensaje del blog de mi amiga Esperanza Hernández  http://iniciativascivilesdepaz.blogspot.com/ pues me identifico con él como mensaje oficial del Restaurante Tropic de Barruera - España
 
MENSAJE PARA EL NUEVO AÑO 2012
Tropic - Barruera
Ojalá seamos dignos de la desesperada esperanza.
Ojalá podamos tener el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos, porque de nada sirve un diente fuera de la boca, ni un dedo fuera de la mano.
Ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común.
Ojalá podamos ser tan porfiados para seguir creyendo, contra toda evidencia, que la condición humana vale la pena, porque hemos sido mal hechos, pero no estamos terminados.
Ojalá podamos ser capaces de seguir caminando los caminos del viento, a pesar de las caídas y las traiciones y las derrotas, porque la historia continúa, más allá de nosotros, y cuando ella dice adiós, está diciendo: hasta luego.
Ojalá podamos mantener viva la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza, nazca donde nazca y viva cuando viva,
 porque no tienen fronteras los mapas del alma ni del tiempo.
Eduardo Galeano 

UN AÑO FELIZ Y CON LO QUE ESPERÁS DE EL,
ES EL DESEO DE TROPIC

jueves, 5 de enero de 2012

TODOS LOS MUERTOS TIENEN UN DOLIENTE

Hay un dicho que reza, al menos en mucha parte de occidente, "no hay muerto malo ni novia fea".  Me pregunto de dónde salió este aforismo y por intuición o por costumbre considero que quizá se deba a que cuando muere alguien conocido, queremos compensar en parte actitudes que no nos fueron gratas con ellos o quizá para compadecernos nosotros mismos y esperar a que digan esta frase cuando nos toque ese fin.  No pretendo defender o juzgar a los personajes entre buenos y malos, distinción que me molesta mucho porque divide a las personas y las tipifica inflexiblemente.  Pensándolo bien, esto en parte es falso pues hay muertos que parecen buenos para unos y malos para otros o digámoslo así, todo muerto tiene su defensor.  Y por supuesto, lo de las novias tiene su matiz también. Lo que sí es indudable es que todo muerto tiene sus dolientes y toda novia sus admiradores.  Pero pensemos sólo en los muertos. Hay muertes convenientes o que dan un "fresco" como se dice en mi querida Colombia.  Hay otras con alevosía y premeditación, muertes elegidas.  Las hay de todo tipo, sin previo aviso (como la de mi padre y por ello, creo, más dolorosas), advertidas, pensadas, en fin.  No podemos negarlo, muchas, al menos  a mí, me dan una rabia inmensa, como la muerte de tantos niños por hambre con suficiente alimento y sabiendo que se tira la comida en los países desarrollados; me lastima la de las víctimas de todo tipo de violencias, desde la China, pasando por México, por la insalubridad, pero más del alma, de las multinacionales en la India, Tailandia, Pakistán y muchos otros países.  Me enfada la muerte aún como sanción penal a estas horas de las modernidades.  Me hastía la muerte de los inocentes entre dos o más bandos en las guerras, siempre insensatas, que a veces dejan cadáveres en los caminos y en los ríos de un hermoso país llamado Colombia. Pero hay como una especie de muertes "objetivas", estoy tratando de precisar ese sentimiento, aquí tengo que ser bipolar, de muertes, o mejor, muertos, que causan dos ánimos contrapuestos: el de la alegría y la conveniencia y el de la tristeza.  Muertes de doble o más morales, religiosas, políticas y civiles.  Pero en todas, así haya una mayoría en un lado, en todas las muertes hay alguien que llora a quien se ha ido.  En algún lugar de Afganistán o qué sé yo, alguien llorará a Bin Laden o a Gadafi, por mucho que no queramos admitirlo; una madre llorará inconsolada la muerte de su hijo guerrilllero, delincuente y gente de esta "calaña".  Hasta el más atroz de los seres, los de "A sangre fría" y todos los demás de las crónicas judiciales, tendrán quien llore o lamente su muerte.  Estas muertes son aparentemente hechos rápidos y necesarios.  Otras muertes seguirán dando que hablar, incluso, aumentarán las arcas de sus herederos o de sus instituciones.  Seguirán las colas para llorar a Jim Morrison, a Oscar Wilde, a Edith Piaff o a Chopin en el Pere Lachaise de París.  Y no pocos seguirán venerando a la rubia eterna, a Freddie Mercury, a Lennon y a tantos después de que sus cenizas ya ni siquiera son polvo de estrellas, o quizá si. 

Por mi parte, ahora quiero evocar unas muertes que representan otros aspectos de esta sociedad, como la de Isabelle Caro, dolorosa como el marketing de la belleza superficial que la produce. Hay otras que nos dejan un tanto huérfanos o con las que muere un poco la humanidad o una parte que tiene como referencia las opiniones del difunto, son sobre todo las literarias, las de sabios y grandes mujeres y hombres. Me acuerdo ahora que es año nuevo, tiempo de recomenzar, de mirar atrás, de dejar de fumar, de dietas y objetivos, de personas que me han entristecido, como las muertes físicas de Celia Cruz, Mercedes Sosa, Facundo Cabral, Gonzalo Rojas, María Elena Walsh, Jorge Semprún, de Ernesto Sábato, Václav Havel, y seguro me faltan muchoooossss.  Pero lo que me importa decir es que esas muertes no implican un fin, son una confirmación de la vida, una motivación para seguir adelante, para vivir el presente como lo único urgente.  O cómo no, cuando recordamos, y ahora canto...cantemos
"Todo aquel que piense que la vida es cruel,
tiene que saber que no es asi,
que la vida es una hermosura, hay que vivirla.
Todo aquel que piense que está solo y que está mal,
tiene que saber que no es asi,
que en la vida no hay nadie solo, siempre hay alguien". 
O cuando da "gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me ha dado el sonido y el abedecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando" 
Y está viva también Violeta Parra. 
Y cuando sentimos "  No soy de aquí, ni soy de allá no tengo edad, ni porvenir 
y ser feliz es mi color de identidad ..." de Facundo Cabral
Y si seguimos ... Nos queda el nosotros, el yo, nuestras propias muertes, nuestro presente
 y ojalá, como dice Eduard Punset, recordemos que hay vida antes de la muerte. 
 FELIZ AÑO 2012 CON LOS MÁS BELLOS AMANECERES 
QUE SÓLO TIENEN SENTIDO POR LA MUERTE DE LA OSCURIDAD 
Ana Is.