INEVITABLEMENTE ENREDADOS

Uno de los signos de esta sociedad tecnológica es la imposibilidad de evadirnos de eso que llaman las redes sociales.  La mundialización de todo, hasta de la intimidad, tarde que temprano nos hace aparecer en ellas, por cuenta propia o de los demás, porque queremos saber lo que opina la gente o quizá porque está nos motiva a compartir nuestras experiencias o pensamientos.  De lo positivo de las redes sociales, de todo siempre sale alguna enseñanza, me quedo con la ventaja de que opinar en internet, lanzar al mundo tu visión de algo, es también un regalo para la libertad, un mecanismo para confirmar que compartir ideas es la materialización del derecho al libre pensamiento, a decir sin que haya riesgo, sin que te señale algún inquisidor y por ello pensar o publicar tenga cierto grado de liberación.  Valioso también en una gran parte del planeta, para quienes alguna vez precisamente por no vivir en una sociedad libre, pensar y actuar en consecuencia, incluso les puede costar la vida o la tranquilidad.  Muchas personas hoy en día se asoman a la libertad por este medio, esta ventanita que deja entrar la luz y salir palabras libres, aún desde las cárceles no tanto de rejas, sino de mentalidades, otras, sí, de cárceles físicas, como las de quienes cuentan al mundo que son perseguidos, desde la China hasta la China o desde otro lugar hasta su propio lugar.  Así que me inauguro con este pedacito de mí que cuenta y opina en un blog, para celebrar la libertad de pensamiento y brindar por el regalo de ser libres por medio de este resquicio de la tecnología, dotada así de humanidad.

Invito a quienes quieran opinar, compartir y decir libremente.  Bienvenidos.  Son el sentido de este enredo.

¡BRINDEMOS POR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!