jueves, 8 de marzo de 2012

LAS MUJERES SON PARTE DE TODOS LOS DÍAS

De un tiempo para acá, como consecuencia de otros tiempos anteriores, la humanidad se ha descubierto a sí misma a través de los diferentes tipos de personas que la componen.  En la antigüedad y hasta mucha historia posterior, emperadores, reyes, súbditos, guerreros, papas y soldados, primaban en la organización social.  Saltándome muchos tipos de hombres y dirigentes, la sociedad se destacaba por la fuerza, pero también por la invención y los descubrimientos, y mi modesta competencia sobre la historia me dice que la palabra mujer no era precisamente lo más visible.  Y pasaron otras épocas, llegaron los iluminados, la ciencia y la modernidad, y esta otra vez, la mujer aparecíó, pero ahora para ser juzgada; cosa extraña porque antes no estaba, solo era una acompañante de las historias de los hombres.  Y así fue como supimos que existían las brujas, las mujeres peligrosas para la moral y las buenas costumbres, simplemente porque se atrevieron a cuestionar dichos órdenes y normativas, porque intentaron pensar el mundo por sí mismas, porque no estaban convencidas de que dios fuera la explicación para todo, y ahora que lo pienso también yo, era el hombre el propio dios que todo lo podía, hasta despojar de dignidad a la compañera de todos sus tiempos. 

El siglo XX llegó con el alborozo dejado por la revolución industrial y la mujer empezó a trabajar (oficialmente), porque siempre lo ha hecho, y tuvo la historia que ser testigo de más incendios, guerras, abandono, hambre, pobreza y todos los males de la sociedad para que se notara que realmente existía como ser singular.  Pero no solo ella, también los niños, los refugiados, los pensadores libres, los enfermos mentales, los perseguidos, los que espontáneamente deben surgir de una sociedad libre en evolución, en fin, también algunas tipologías que ha producido la inadecuada administración de las instituciones y la ambición por el poder y el dinero que han marcado el sistema capitalista desbordado.   Así que actualmente tenemos muchos días: el del niño, de la madre, del inmigrante, de la tierra, de tales y por cuales....  Tuvimos que inventar un día dizque especial para ver lo que siempre hemos visto y vivir con nosotros mismos como siempre hemos sido.  Y todo reglado, todo resumido en un artículo o ley para que exista "realmente". La eterna confirmación de algo que es natural, la de simplemente pertenecer a la raza o familia humana.

El día de la mujer para mí es el día de todos, y el día de cualquiera es el día de todos los seres humanos, porque no podemos vivir la una sin los otros ni estos sin la primera.  Es la constatación de la necesidad de convivir y compartir lo que cada uno da desde su particularidad, sea del género, origen, pensar o creencia que sea.  

Más allá de mi cuestionamiento sobre instituir un día para ser lo que hemos sido y somos naturalmente, considero positivo al menos que en estos días nos pongamos las gafas de la singularidad para vernos en las desigualdades históricas, para mirarnos con ojos de amor entre todos, para admirar a todas las mujeres que están por ahí cerca, nuestras heroínas cotidianas, unas cocinando, otras amamantando, muchas trabajando en el campo y en las oficinas, con batas blancas y delantales de artistas y hacedoras de la escultura del hombre nuevo y la mujer nueva que algún día tendrán que salir de este ensayo de humanidad.

Por mi parte, me congratulo de haber aprendido de muchas mujeres, empezando por mi madre y sin terminar porque la lista de seres humanos que han impregnado este mundo de la mirada femenina es infinita, no necesita días especiales ni fechas de color de rosa, aunque estos días son igualmente hermosos, son parte de las vidas de todos, y todos los días son parte de las mujeres.



¡ UN ABRAZO FEMENINO PARA TODA LA HUMANIDAD!


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