lunes, 1 de junio de 2015

PLEGARIA DE UN SUICIDA


“La verdadera locura quizá no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas de este mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca.” Enrique Heine

Un año sin vos Paco
¡Qué tal! ¿Me han echado de menos? Antes de irme, pensé mucho en ustedes, en los que me quieren principalmente, y en los que me juzgaron, en quienes me siguen teniendo vivo. Les dije que no me dejaran solo pero tampoco acompañado. Nadie me pudo ayudar. No hubo falansterio, arcadia, Shangri -La o paraíso que me convenciera de un final feliz. No nos digan que la vida vale la pena vivirla. Sus miradas parecieran decirnos que no hay salida, quizá tengan razón, la que me falta supuestamente a mí. Todo es un espejismo. Nada es cierto, nada es seguro, todo es negro, ustedes no nos entienden y creen que nosotros no entendemos nada. De poco sirven vuestras palabras ni consejos, ni los libros leídos, ni los significados conocidos, para encontrar sentido a respirar. Digan lo que quieran, finalmente eso es lo que dicen de ustedes los demás. Se equivocan, sabemos de la vida, del desgarro y la angustia, conocemos la tragedia y la muerte es la única salida. Ustedes dirán, pero cómo, ¿no ven que la vida es hermosa? Y, digo yo. ¿Dónde está esa hermosura?, he recorrido sus caminos y no encuentro respuestas, solo vacío y soledad. No ven que ustedes mismos no tienen hermosas vidas; ¿quiénes son ustedes para decirme cómo vivir mi vida, o mi muerte? ¿Acaso ustedes son felices? ¿Y qué es la felicidad? Mi vida es solo mía, por mucho que quieran interferir en ella, por mucho que ustedes, humanidad desventurada, me vigilen cual panóptico intermitente. He pagado todas las condenas. Dense la vuelta hacia ustedes mismos y vean sus propios miedos, no juzguen los míos. Todos somos perfectos, perfectos para morir. Cómo les va. ¿Ha cambiado algo durante este año? ¿Hay menos guerras y sacrificios inútiles, menos mujeres mutiladas y cementerios en el mar o más niños sin hambre? Claro que pienso en lo que pudo haber sido y no fue. Ahora tengo todo el tiempo para debatir con los sabios que me acompañan en este mundo, aparentemente lejano, del que todos pendemos. Pero tranquilos, todo está solucionado; he llegado a la gran conclusión, la búsqueda ha terminado. Tengo todas las respuestas y la certeza acerca de la existencia. No crean que no los tuve en cuenta. Desde los más cuerdos, los que todo lo saben, los psiquiatras, Roche, Novartis, Pfizer, Merck, Bayer, el DMA, hasta los menos serios. Sigan inventando enfermedades y venenos para enceguecer a la población, para facturar por el dolor de las personas. Me río de todos. Ah, no olvido a quienes intentaron comprenderme ni los felices instantes que fugazmente me conectaron con la armonía, no soy tan tonto para olvidar la belleza del universo. Pero no fue suficiente. Mi respiración llegó a su límite y mi alma acorralada solo pudo huir, saltar, deshacerse en el viento, lanzarse al vacío para terminar de una vez por todas con todo y con todos. Sigan siendo felices y llénense de cosas que yo ya no necesito nada y por eso soy libre. Me he inventado mi propio Nirvana y soy feliz. Soy uno de esos “renglones torcidos de Dios” que no necesita vuestra legitimación para decidir qué hacer con mi cuerpo, para volar hacia el infinito.

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